"Modernidad líquida y fragilidad humana"
Zygmunt Bauman
Zigmunt Bauman,
en este texto presenta la idea de comparar la sociedad sólida (Modernidad-
antigua) con la sociedad líquida (Postmodernidad- presente).
Su
ideología, propone ideales distintos para la modernidad y
la posmodernidad; la transición de una modernidad sólida a una
líquida, en que las estructuras sociales ya no son duraderas, sino más bien
transitorias, flexibles, precarias y volubles, a causa de
la individualización. Donde hemos pasado a vivir en un mundo
administrado por la caducidad y la seducción, a causa de
la desregulación y liberación de los mercados.
Nos
enfrentamos a la necesidad de liberarnos de una sociedad que atiende en gran
medida a las demandas materiales e incluso culturales del hombre. Esto implica
que nos enfrentemos a la liberación de una sociedad en donde la liberación no
tiene el aparente sustento de las masas.
Por
otro lado tenemos la modernidad sólida la cual se contrapone a lo mencionado
anteriormente, en donde se habla de una sociedad, tranquila, sólida y
estructurada, conservan su forma y perduran.
En
otras palabras, el concepto de modernidad líquida hace referencia al estado
actual de la sociedad, donde las relaciones sociales y económicas discurren
como un fluido que no puede conservar la forma adquirida en cada momento. Es
decir una sociedad volátil, son valores demasiados sólidos en la que la
incertidumbre de los continuos y rápidos cambios han debilitado los vínculos
humanos. Los antiguos nexos sólidos y potentes se han convertido en
lazos provisionales, frágiles y con liquidez.
Un
ejemplo evidente en la modernidad líquida es el amor, por su parte la
familia nuclear se ha transformado en una relación pura, donde cada
"socio" puede abandonar al otro a la primera dificultad. El amor se
hace flotante, sin responsabilidad hacia el otro, siendo su mejor expresión el
vínculo sin cara que ofrece la web.
Bauman también
hace mención a los desechos humanos, refiriéndose a la gente que es
superflua, a la gente que es innecesaria, que sobra, que está demás, en otras
palabras a la gente cesante, refugiados, inmigrantes por motivos
económicos y de jóvenes sin grandes perspectivas de futuro, ya que todos ellos
no dan una economía a la sociedad no son productores.
La
sociedad de hoy está definida por estas palabras: “Nada en el mundo está
destinado a perdurar, y menos aún a durar para siempre” o “todo nace con el
sello de la muerte inminente, con fecha de caducidad”
Surfeamos en
las olas de una sociedad líquida siempre cambiante incierta y cada vez
más impredecible.
El
vocabulario esencial que debemos tener claro es:
Modernidad: Determinado período cronológico que
abarca los últimos cinco siglos.
Fragilidad: Cualidad de frágil o fácil de romper,
debilidad.
Sociedad: Conjunto de personas que conviven y
se relacionan dentro de un espacio y ámbito cultural.
Individualismo: Cualidad por la que una persona o
cosa se distingue de las demás.
Flexible: Que se adapta fácilmente a los
cambios o a las circunstancias.
Relaciones: Correspondencia o
conexión entre algo o alguien con otra cosa o persona.
¿Qué conclusión nace a partir del texto?
La sociedad
de hoy corresponde a una modernidad liquidad, es decir, flexible y poco
constante, dejando claro que se encuentra cambiando con ritmos y sentidos que
no tienen precedentes históricos; consecuentemente con ello, la educación debe
responder en forma dinámica a estos nuevos escenarios y así preparar a las
nuevas generaciones para una participación plena acorde a sus posibilidades y
características. Si bien el problema central de la sociedad es el
individualismo, lo que conlleva a una serie de dificultades en cuanto a la
relaciones interpersonales provocando una escases de retroalimentación y
afectando a las inseguridades, donde la arma perfecta ha de ser miedo, se hace
fundamental el lograr educar en valores y orientaciones, lo que se logra
evidenciar a través de la familias y las comunidades abriendo puertas a un
contradictorio trabajo en conjunto, si hablamos de una sociedad donde es mejor
desvincularse, ya que los sentimientos pueden crear dependencia y obstaculizar
el éxito, ya que se ve a aquella relación medible en términos de costo y
beneficio.
Reflexiones
1.- Bauman se vale de conceptos tan provocadores como el de “desechos
humanos” para referirse a los desempleados (parados), que hoy son considerados
“gente superflua, excluida, fuera de juego”. Hace medio siglo los desempleados
formaban parte de una reserva del trabajo activo que aguardaba en la
retaguardia del mundo laboral una oportunidad. Ahora, en cambio, “se habla de
excedentes, lo que significa que la gente es superflua, innecesaria, porque
cuantos menos trabajadores haya, mejor funciona la economía”. Para la economía
sería mejor si los desempleados desaparecieran. Es el Estado del desperdicio,
el pacto con el diablo: la decadencia física, la muerte es una certidumbre que
azota. Es mejor desvincularse rápido, los sentimientos pueden crear dependencia.
Hay que cultivar el arte de truncar las relaciones, de desconectarse, de
anticipar la decrepitud, saber cancelar los contratos a tiempo.
2.- La sociedad de hoy corresponde a una modernidad
liquidad, es decir, flexible y poco constante, dejando claro que se encuentra
cambiando con ritmos y sentidos que no tienen precedentes históricos;
consecuentemente con ello, la educación debe responder en forma dinámica a
estos nuevos escenarios y así preparar a las nuevas generaciones para una
participación plena acorde a sus posibilidades y características. Si bien el
problema central de la sociedad es el individualismo, lo que conlleva a una
serie de dificultades en cuanto a la relaciones interpersonales provocando una
escases de retroalimentación y afectando a las inseguridades, donde la arma
perfecta ha de ser miedo, se hace fundamental el lograr educar en valores y
orientaciones, lo que se logra evidenciar a través de la familias y las
comunidades abriendo puertas a un contradictorio trabajo en conjunto, si
hablamos de una sociedad donde es mejor desvincularse, ya que los sentimientos
pueden crear dependencia y obstaculizar el éxito, ya que se ve a aquella
relación medible en términos de costo y beneficio.